martes, 17 de enero de 2012
La Virgen Blanca según Azorín
La Virgen Blanca nos hace sentir viejos, tristes, marionetas de la vida. Al verla gris, oscura, lúgubre es tristeza lo que siento, melancolía. Los cambios de la vida, del verde de la juventud al gris de la madurez. Aquella torre de piedra que señala el centro. Rostros tristes la componen, con pintadas y desperfectos indignos para un homenaje a semejante batalla. Allá a lo lejos una iglesia, templo sagrado de Dios, en el pasado rodeada de flores, ahora, sin embargo, rodeada de un mar de cemento, baldosas y modernidades. Manantiales artificiales los que brotan a lo largo de la plaza, para dar un toque de alegría a una plaza que de ella carece. la Virgen Blanca, encuentro de jóvenes y pasatiempos de mayores, pero siempre Nuestra Virgen Blanca.
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