domingo, 8 de enero de 2012

El tapiz.

¡El tapiz!... ¡Culminación de gimnastas! Cuadrado y beis, suave y sedoso, pero a veces tan áspero por simples errores. Alfombra donde los sueños pueden hacerse realidad.

Mira; las gimnastas entran, nerviosas, concentradas pero con ganas de disfrutar. El mínimo fallo, puede llevarlas al fracaso. Al compás de la música, llenan de vida sus originales ejercicios. En frente, un público especializado, puntuando todos y cada uno de los fuertes movimientos, sin alzar la mirada de esas garzas danzantes. Más allá, los aficionados, animando con sus gritos desgarradores que hacen crecer la motivación de las protagonistas.

La ansiedad abre sus puertas, nerviosismo ante la espera; gimnastas que lloran, gimnastas que ríen. Un tapiz encharcado de lágrimas de gloria o de fracaso tras el esfuerzo desmedido, reflejado tan sólo en ese minuto y medio.

Disciplina y afán de superación, pero a la vez que recuerdos tan gratos guardo de aquellos años de doradas medallas y subidas a podium que tantas veces me dio aquel tapiz.

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