La plaza de la Virgen Blanca. Silencioso testigo del paso del tiempo en Vitoria. Con sus antiguas casas de balcones blancos rodeando el frío y gris cemento que cubre la explanada, a la vez iluminado por unas lúgubres luces que parecen remontarnos varias décadas atrás en el tiempo. Poco a poco las antiguas tiendecitas desaparecen, dejando espacio para nuevos bares con letreros luminosos. Espectadora de inicios y finales de fiesta, alegrías y penas. ¡Cuántas veces la habrá cruzado Celedón, con su característico paraguas en la mano! En invierno, al contrario, los fríos copos de nieve caen sobre ella, cubriéndola de un manto blanco y dándonos a conocer otra de sus muchas facetas. Por último, en el centro, presidiendo la plaza, la estatua. Cual huella del pasado nos recuerda a los héroes, aquellos que lucharon por esta bella ciudad, uniendo así, el presente y el pasado de Vitoria y de todo Álava.
domingo, 15 de enero de 2012
La plaza de la Virgen Blanca
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